viernes, 7 de mayo de 2010

Viejo

Viejo, hay días muy tristes que no deberían estar en el calendario
y simplemente atribuirle el error a la imprenta.

Hay días tan oscuros que nunca saldré de la cama esperando despertar de mi noche,
de mi soleada noche de día,
y bajo esta pesadumbre de tu enorme ausencia,
de mi boca seca y de estomago retraído
vivo tu día con días tan largos que aún no termina.

Días que cambian de soles y de lunas pero que no regresan tu presencia ni devuelven el agua a mis ojos para seguirte sufriendo.

Papá, hay más días como hoy y también los habrá como mañana eso es cierto,
días en que la muerte nace, crece y vive para dar vida a tu muerte,
pero hoy te digo viejo que estrecho firmemente la emoción
de que exista también para mí un día como hoy,
uno como este tuyo que nos dejas sin ti para reencontrarte con colegas.

Viejo, espero paciente la llegada de mí día como hoy,
porque ahora sé que hay días tan grandes como la fecha en que nacemos,
días en que uno muere y nace.

Días como hoy que solo se ganan perdiendo la vida.

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