sábado, 24 de febrero de 2018

Hoy me toca llorarte a mí.



Con zapatos de plomo sostuve todo el peso de las lágrimas,
esas que no eran mías y que no limpiaron mi alma.

Paralicé mi sangre apretando pechos y amansé latidos,
latidos que no eran míos y que no reventaron mi carne.

Acaricié cabellos hasta que durmieron sus cabezas,   
esas que no eran la mía, pues la mía no estaba ahí.

Mamita tome tu mano, temblé contigo, canté a tu oído y te amé por toda una vida en ese momentito que solo fue nuestro diciéndote adiós, Te Agradecí.

Hoy dio vuelta el recuerdo otra vez, cara a cara otra vez.
No quiero ser para otros, otra vez, hoy merezco ser todo para mí por primera vez
Con mi cabeza, con mi carne y con mi alma, con sus cabellos sus latitos y sus lágrimas,
¡todo junto, todo vivo!
Porque Hoy Mamita, hermanos me toca llorar a mí.

-c